Pensando...
Quisiera que mi estudiantes de secundaria comprendan cada tema al 100%, para ello he aunado esfuerzos y tiempo para que lo hagan, pero los resultados no son lo que espero, aproximadamente un 60% de cada grado logra medianamente el propósito de cada taller.
Sé que como docente mi responsabilidad es que aprendan, pero pongo tareas... no las hacen, pongo actividades... pocos la desarrollan, otros simplemente se las copian a otros compañeros, explico y puede que estén callados pero no atienden, uso las TIC, uso Moodle pero muchos ni se esfuerzan.
Realmente no sé si me estoy quejando o estoy reflexionando, pero lo que me funciona con un grupo, con otro puede ser un desastre. Un punto crucial en todo esto es el respeto, de parte y parte, cuando prima este valor, la clase fluye, sino la clase se torna caótica y sin control.
En muchas ocasiones uno paso de alto las normas de convivencia que explica a principio de año, pero me toca ser reiterativo con ellas, recordando que somos un equipo y me incluyo como docente, porque por más rabia que pueda sentir, no lo puedo demostrar explotando, hay que ser conscientes que en el salón el adulto responsable y el profesor soy yo, quien debe saber manejar sus emociones para controlar la situación.

La serenidad para tomar las decisiones es una cualidad que hay que cultivar, el ser objetivos nos da la claridad de comprender que los jóvenes son jóvenes y en ocasiones quieren sólo lucirse a costa de otros a costa del profesor, hay que ser inteligentes sobre todo en la parte emocional para no caer en sus juegos y detener el irrespeto.
La serenidad y la paciencia deben estar ligados a la Tolerancia, pero "cuidado con lo que toleras, le estás enseñando a tus estudiantes cómo tratarte"
Retomando el hilo inicial de este escrito, no hay que perder de vista los ritmos de aprendizaje, y el estar continuamente preguntándonos ¿cómo aprenden mis estudiantes? Con los pocos años que llevo en esta labor docente, a veces creo que encontré la receta para mejorar mis clases, y resulta que cada día es diferente, pensaba que usando Moodle y preguntas calculadas iban a aprender mejor, y tal vez puede que sea así, pero hay que volver de vez en cuando a los métodos tradicionales, de vez en cuando hay que jugar, de vez en cuando hay que charlar, de vez en cuando hay que salir, de vez en cuando hay que soñar. Al final, sé que no hay una poción mágica para que todo salga bien, pero "depende de mi", suena un poco raro que me imponga toda la responsabilidad, pero:

- si yo planeo mis clases,
- si yo tengo claro el propósito de lo que quiero alcanzar, las metas, objetivos.
- si yo tengo en cuenta el ritmo de aprendizaje de mis estudiantes, si yo los conozco.
- si yo pienso positivamente mis estudiantes, si los visualizo trabajando, si los visualizo bien
- si yo estudio y me actualizo
- si yo reflexiono sobre lo que hago y como mejorar
- si yo intento cosas nuevas conservando la intencionalidad
- si yo tomo con serenidad los desaciertos
- si yo no me tomo todo personal.
- si yo critico pero también aporto a la solución
- si yo aprovecho el tiempo, porque por más que quiera el sistema, el ministerio, la secretaria de educación, las directivas me van a llenar de proyectos y formatos.
- si yo trabajo con empatía
- si yo me felicito por lo que hago bien.
- si yo conozco mis limitaciones
- si yo soy respetuoso y objetivo en el trato a mis estudiantes
- si yo no caigo en la desesperanza, o así caiga en ella, debo seguir adelante.
Si yo soy el buen ejemplo, a pesar de que muchos de mis estudiantes no lo valoren o lo agradezcan, mi trabajo, mi labor, mi vocación estará bien hecha.
Ahora he optado por tratar de ver todos los temas que como profesor de matemáticas TENGO que orientar, con el DEBER de llevarlos a realidad, a la de generar pensamiento critico, explicando en máximo 20 minutos, ejercitación en 20, tarea corta para repasar, cierre de clase con socialización y reflexión de la clase. Espero seguir este esquema que sin querer me quedo de la realización del vídeo de la ECDF, y que meses antes había iniciado y que me ha servido para ser más puntual en clase. No hay una receta mágica sólo hay una meta: mejorar, pues siempre seré el ejemplo para mis estudiantes, ese es mi legado como docente.
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